Viajar sola sin miedo: las 5 cosas que cambiaron cuando me atreví a hacerlo

Viajar sola sin miedo: las 5 cosas que cambiaron cuando me atreví a hacerlo

Viajar sola suena fuerte. Reto. Riesgo. Inseguridad. Pero nadie te dice que también puede ser el viaje más transformador de tu vida.

Durante años, solo pensar en tomar un vuelo sola me paralizaba. El miedo no era tanto por el destino, sino por lo que podía pasar si me equivocaba, si perdía algo, si no podía comunicarme. Pero el día que lo hice, que empaqué mi maleta, guardé mis documentos y me subí a ese avión... algo cambió en mí.

Esto no es una historia romántica. Es una guía honesta de 5 cosas que realmente cambiaron en mi vida desde que decidí viajar sola. Y que quizás te inspiren a dar ese paso:

 

1. Mi relación con el miedo

El miedo no se fue. Pero cambió de forma. Antes me controlaba; hoy es una señal de que estoy a punto de crecer. Aprendí que tener miedo no es razón suficiente para no hacer algo, sobre todo si ese algo tiene el poder de transformarme. El miedo se volvió una especie de compañero silencioso que me recuerda que lo que hago importa.

2. Mi forma de planear (y anticipar problemas)

En mi primer viaje sola casi pierdo el pasaporte. Desde entonces, aprendí a aplicar estrategias muy simples que me dan paz mental: llevar una copia impresa del pasaporte, anotar direcciones a mano, dividir el dinero en diferentes lugares. Cosas simples, pero cruciales. Si quieres aprender esas estrategias, te dejo esta masterclass gratuita.

3. Mi nivel de independencia

Cuando viajas sola, no tienes a quién preguntarle qué hacer. Esa libertad es aterradora al principio, pero una vez que la pruebas... no hay vuelta atrás. Viajar sola me enseñó a confiar en mis decisiones, en mi intuición, en mis habilidades. Fue un reset profundo de quién soy.

4. La relación con mi cuerpo

Desde cargar una mochila, caminar por horas, comer sola, descansar cuando lo necesitaba. Mi cuerpo se volvió mi compañero. Y con eso, también empezó una relación más amable conmigo misma.

5. Mi forma de ver al mundo (y a las demás mujeres)

Me di cuenta que no era la única. Que había mujeres como yo, en cafés, en terminales, en hostales. Viajando solas. Hablándose con ternura. Mirándose con orgullo. Compartiendo tips, miedos, trucos.

Y fue ahí donde entendí que necesitábamos una herramienta. Algo que hiciera más simple el viaje. Así nació la sudadera funcional de ALBA LIBRE. No es moda. Es estrategia. Si quieres verla, está acá.

 

Viajar sola no te convierte en valiente.

Te recuerda que ya lo eres.

Si este texto te hizo pensar o sentir algo, te dejo este episodio del podcast: Viajar sola: una carta para cuando no te sientes lista.

Regresar al blog